Political emotions. Friendship and enmity in a time of migrations
International Colloquium.
Political emotions. Friendship and enmity in a time of migrations
16th November 2018
UBI / Sala dos Conselhos
Great democratic leaders, in many times and places, have understood the importance of cultivating appropriate emotions, and discouraging those that obstruct society's progress toward its goals. Liberal political philosophy, however, has, on the whole, said little about the topic. Martha C. Nussbaum
Modern political thought, contractarian and liberal, mostly reflects a rationalism aimed at stabilizing political order and expunge conflict via subjective rights to individual liberties and a “rule of law” to regulate oppositions between the latter. The rule of law is a stabilizer that would allow a “race of intelligent devils” (Kant) to pursue, individualistically, each of their selfish interests. Modern liberalism tends to undervalue emotions, reducing them to a neutral energy to be employed by a reason that would sublimate negative passions into useful positive impulses.
Politically relevant emotions, however, are not always and necessarily subject to the liberal transmutation of vices into virtues – particularly in times of crisis. In a more realistic fashion than its modern counterpart, classical political thought places political passions, alongside the logos, at the heart of its reflection. According to Aristotle, the action of the statesman is essentially therapeutic. The aim of this action, that works with emotions, is to promote “political friendship” and abate the intensity of “enmity” within the polis. More recently, Carl Schmitt, with a frame of thought no longer referencing a substantial good, refocused “the political” on the relevant feelings of friendship and enmity.
In present times, the migration of human masses, motivated by wars or situations of abject poverty, provoke, in host countries, emotional reactions of hospitality and xenophobia which, for lack of an obvious liberal solution to the problems that they cause, eventually come to lead to significant political tensions and instability in those countries.
In light of all this, the purpose of this colloquium is twofold: To foster a significant reflection on politically relevant emotions and their effects; to consider the difficulties of liberal democracies and the weakness of the human rights instrument in addressing the problems arising from mass migrations.
—Programa
9h30 - Sessão de abertura
9h45 - Ninon Grangé (Univ. Paris 8) La fonction de l’exemple dans l’explication des émotions politiques
10h45 Pausa
11h00 - José Manuel Santos (Univ. Beira Interior) Amizade, inimizade, conflito. As emoções políticas numa perspectiva aristotélica
Bruno Serra (Univ. Beira Interior) Useful ennemies: The transformation of Schmittian enmity in contemporary politics
13:00 - Almoço
14:30 - Alejandro Miquel Novajra (Universitat de les Illes Balears) El extranjero absoluto: fronteras adheridas, neoliberalismo y ciudadanía menguan
Irene Cruz (Univ. de Cabo Verde) Entre os valores defendidos e as políticas praticadas: uma abordagem ética sobre as migrações na Europa
Maria João Cabrita (Univ. Beira Interior) Todos nós somos “outro”: cidadania e diálogo intercultural
—Resumos
Alejandro Miquel Novajra
(Universitat de les Illes Balears)
El extranjero absoluto: fronteras adheridas, neoliberalismo y ciudadanía menguante.
Términos tales como ciudadanía cosmopolita, ciudadana/o del mundo, ciudadanía electiva, civilidady, de forma más directa, migrante, refugiado, extranjero no siempre han significado lo mismo. En el área Mediterránea esa externalidad -siempre provisional, de origen, pero no necesariamente de resultado- ha venido suponiendo la base esencial de su propuesta de humanidad. Y es ésta no una imposición de una sociedad y una narrativa frente a otras, sino la consecuencia de su contrario: un número creciente de culturas debatiendo, influyéndose y cambiando mutuamente; muchos discursos emitiéndose y una gran aglomeración de público diverso traduciendo, aprendiendo, produciendo a su vez ideas y relaciones (Lévi-Strauss, 1956). Incluso tras el primer período postcolonial (en el centro de una enorme violencia: la del colonialismo mismo en tanto desposesión y la procedente de la lógica del capitalismo dentro y fuera de sus orígenes geográficos) pervivía esa idea del ser foráneo como portador de novedades, como huésped bienvenido que añade y no resta a la comunidad. Y lo hacía instituyéndose en alteridad compatible, base misma de un concepto abierto, desfronterizado que, a pesar de los límites eurocentristas que sobrevolaban el debate, permitía y aprobaba con entusiasmo la idea de sociedad paradójica (Kristeva, Habba) y del multiculturalismo (Balibar) como condición de modernidad, de complejidad creciente y de auténtica democracia radical.
Sin embargo tal situación ha ido cambiando de manera acelerada en Europa hasta el punto de mostrar una tendencia galopante a su completa inversión. Por lo que aquí nos trae, esencialmente centrada en una acepción de extranjero como extranjero absoluto, fijo cuya categorización supone, precisamente, la imposibilidad de dejar de serlo. Una extranjerización que, además, altera su definición estato-territorial para adentrarse ya abiertamente en las divisiones de clase, especialmente en los extremos rápidamente surgidos y sistematizados en la actual crisis-postcrisis. En el centro de un “argumentario” que, precisamente, se obsesiona en negar la existencia de las clases sociales mismas.
Para entrar en este debate, mi propuesta es dividirlo en tres de sus elementos; causas probablemente, pero efectos sin duda.
1) La ontologización de la frontera y su máxima extensión, la de la frontera portátil; una idea acuñada por Étiènne Balibar a principios de siglo que luego ha ido enriqueciéndose en el ámbito académico, pero también en el de las políticas concretas. La frontera (física, moral, legislativa, cultural, social) es mantenida, pero alterada a conveniencia, de manera que el previamente establecido como “otro absoluto”, el enemigo exterior pero también interior (Sami Naïr, 2015; De Lucas, 2015) quede siempre separado, aislado y sea definido únicamente a través de la frontera misma que le conforma y construye. La idea central de la Frontera como método (Mezzadra & Nielson, 2015) perfila claramente esa mutación conceptual y práctica
2) El neoliberalismo como praxis. No solo como propuesta económico-politica victoriosa tras la crisis de los 70, primero, y de forma absoluta en la del 2008. La tendencia postmoderna (Bartra, 2011; Anderson, 2000; Jones, 2008; Delgado, 2016) a desactivar los conflictos estructurales de clase y substituirlos por eufemísticos marcos culturalistas en el ámbito de “las redes imaginarias del poder” (Bartra, 2010) rearman una propuesta muy eficiente que fragmenta al tiempo que reagrupa en función de las categorizaciones constituyentes; pero rompiendo anteriores mecanismos comunitarios, grupales de colaboración, absorción de diferencias y afrontamiento de conflictos sociales. Lo que permite que no sea la posición en las relaciones sociales de producción sino los sistemas culturalistas esencialistas etnificadores los que actúen en el marcaje de las relaciones percibidas y reproducidas (Bourdieu, 1998). Una de sus formas más directas y que obvia la clase social para construirse en base al individualismo extremo en la responsabilización de la propia vida, es la de la underclass (Wacquant, 2004). La migración, la extranjeridad reglamentaria absorben un altísimo grado de exclusión que, después, se redistribuye en el seno de los universos cerrados y reetnizados (más que renacionalizados) de los propios centros geopolíticos, sociales, culturales, ideológicos que los generan y apoyan. Por una parte categorización etnizadora y fijadora de culturas que determinan el pensamiento y la acción; por otra, una hiperindividualización de elecciones y responsabilidades que elimina el concepto “sociedad” o el de “condiciones objetivas de posibilidad” de toda situación.
3) La consecuencia de ambos aspectos no es sino la de la ruptura acelerada de una idea ya reducida de ciudadanía que, presentándose como necesariamente excluyente hacia fuera (nacionalismos excluyentes, etnicización renovada de rechazo -hacia el extranjero absoluto- y de obligatoria adscripción -al nacional exigido-) (Benhabib, 1999; 2004; Miquel, 2007; Zanfrini, 2015) termina prescindiendo de los anteriores mecanismos de fragmentación dentro-fuera del estado-nación o de instancias para estatales (UE), para situarla en un fuera-dentro del sistema capitalista en su penúltima mutación. Así, la idea de fragmentación (Torre, S, 2018), la de la presentación del par democracia-capitalismo como absolutamente oximorónico -de forma muy expresiva en el neoliberalismo feroz (Laval C; Dardot P, 2016)- y, en tercer lugar, la de descontrol generalizado y pérdida creciente de cualquier forma de ejercicio de la ciudadanía democrática (Hylland Eriksen, T, 2016) nos sitúan ante un panorama en el que, al final, el territorio de la otredad (Bartra, 2014) es el territorio del mismo que la define.
La posición, evidentemente pesimista, no pretende quedarse aquí, sino abrir el debate ante los nuevos espacios políticos críticos, ricos en perspectivas pero a menudo aún confusos en su desarrollo, que proponen romper tal marco relacional.
Bruno Serra
(Univ. Beira Interior)
Useful enemies: The transformation of Schmittian enmity in contemporary politics
Alongside the state of exception and his definition of sovereignty, the friend-enemy distinction – that is, the issue of political enmity – is one of the most notable philosophical contributions of Carl Schmitt to political theory. This assertion is easily corroborated by the fact that, among the many instances of Schmittian revivalism in recent years – of which Giorgio Agamben’s Homo Sacer and State of Exceptionconstitute perhaps the most notorious examples – many are devoted (exclusively or in part) to Schmitt’s understanding and analysis of the friend-enemy distinction, in what concerns both political theory and realpolitik.
Despite this fact, the true nature and scope of Schmitt’s multifaceted concept of enmity has thus far largely eluded widespread understanding, as has the notion of what that understanding might represent in terms of an opportunity to update Schmittian political theory for contemporary democratic politics. With this in mind, we propose to reflect upon the notion of political enmity, beginning with an examination of the problem posed by the friend-enemy distinction and its criteria– an issue often neglected or resolved in passing, but nonetheless of the utmost importance if one aims to genuinely understand the nature of the distinction and its implications. Following that, we will consider the different forms of enmityidentified by Schmitt (conventional, real, and absolute) and their consequences towards the concrete definition of enmity in our everyday political existence. Finally, in light of our conclusions regarding the above points – as well as an analysis of certain contemporarily prevalent political phenomena – we will argue there is good cause to consider the addition of a new form of enmity to Schmitt’s own enumeration.
Irene Cruz
(Univ. Cabo Verde)
Entre os valores defendidos e as políticas praticadas: uma abordagem ética sobre as migrações na Europa
Focando o cenário Europeu é evidente a discrepância entre os valores que teoricamente constituem a ideia de União Europeia e as políticas que esta vem produzindo no âmbito das migrações internacionais. Tendo em vista uma posição intermédia entre os discursos de ameaça nas fronteiras da União Europeia e a preocupação para com as pessoas que se encontram em situação de extrema vulnerabilidade, pretendemos efectuar uma análise critica à atitude ético-normativa dos Estados liberais quanto aos critérios de restrição estabelecidos, não somente na entrada e na integração dos migrantes mas, sobretudo, nas situações mais urgentes, de recusa de ajuda, de indiferença para com aqueles que, nos barcos e nos campos de refugiados, anseiam por dignidade.
Tendo por suporte teórico uma perspectiva igualitária liberal, a nossa análise centra-se naquilo que a Europa não pode fazer - por uma questão de respeito para com os valores que a fundamentam - e sonda a possibilidade de uma ética aplicada às migrações, que não se prenda nem ao total encerramento de fronteiras, nem à erradicação das mesmas; devendo, ainda, distanciar-se dos discursos circunstanciais imbuídos de demagogia que, em nome da segurança, do bem-estar e da preservação das culturas nacionais, escondem elementos moralmente arbitrários, como a origem das pessoas.
José Manuel Santos
(Univ. Beira Interior)
Amizade, inimizade, conflito: o papel político das emoções numa perspectiva aristotélica
A filosofia política de Aristóteles está centrada numa teoria da justiça. Todavia, a ideia da justiça não chega para compreender a possibilidade real da stasis, do conflito e da violência política e pensar o que a pode prevenir. Daí a necessidade de uma teoria da “amizade política”, uma categoria que ocupa um lugar não menos importante que a justiça no seu pensamento político.
Apesar de se opor à obsessão de Platão pela “unidade” da polis, e de compreender que uma comunidade política de homens livres só pode ser “plural”, Aristóteles estava consciente da necessidade de um elo de ligação de ordem emocional entre os cidadãos: “é a amizade que mantém unida a polis”. A principal função da “amizade política” é prevenir o conflito, cuja origem está nas múltiplas “diferenças” que surgem entre grupos de cidadãos, tais como as desigualdades entre ricos e pobres, mas também as oposições motivadas por emoções negativas (o medo, a inveja, o desprezo do outro, a arrogância, a ganância, etc.), possíveis causas de stasis, emoções essas que só as virtudes políticas, entre as quais se contam a amizade e a justiça, podem controlar. Outra diferença já assinalada pelo filósofo, como possível fonte de conflito, é a que opõe o estrangeiro e o autóctone.
Maria João Cabrita
(Univ. Beira Interior),
Todos nós somos “outro”: cidadania e diálogo intercultural
Nas sociedades europeias a fronteira entre cidadão e estrangeiro tem por base o acordo das soberanias em convergir os seus desígnios com uma série de pré-compromissos com os direitos humanos. Todavia, face à desagregação dos direitos de cidadania, urge i) reestruturar as políticas de inclusão europeias com base no reconhecimento da qualidade de membro como um direito humano no sentido moral; e ii) repensar o próprio conceito de cidadania de forma a retratar igual respeito pelas múltiplas filiações e identidades religiosas, culturais, étnicas e de género. Caso contrário, o novo paradigma das políticas europeias de integração de minorias e estrangeiros, o diálogo intercultural, será vão. Neste sentido, defendemos que é nos termos de uma cidadania mais activa e inclusiva que o diálogo intercultural pode combater o racismo, a xenofobia, o sexismo, ou qualquer outro tipo de discriminação. Especialmente, porque acentua a importância do reconhecimento das diferenças e, consequentemente, como a estigmatização do outro olvida que “outro” somos todos nós. Ao longo da nossa exposição teremos por pano de fundo teórico a abordagem cosmopolita de Seyla Benhabib e as suas reflexões sobre a “inclusão do outro”.
Ninon Grangé
(Univ. Paris VIII)
La fonction de l’exemple dans l’explication des émotions politiques
Les émotions ont, dans la philosophie politique classique, été considérées comme ce qui devait être ignoré, instrumentalisé ou contré. Dans une opposition binaire entre passions et raisons, les premières n’ont une place que négative dans un système philosophique qui cherche à fonder le politique. Il y a pourtant une continuité entre la tradition classique et une philosophie plus récente, qui met en lumière un soubassement beaucoup plus subtil que cette simple opposition. On verra que l’épisode narratif – l’analyse d’exemple littéraire – qui prend place au cœur d’un dispositif rationnel, abstrait, démonstratif, rend compte des émotions d’une manière qui les inclut et qui leur confère une fonction cruciale dans le discours logico-philosophique. Sera ainsi abordé l’usage que Hannah Arendt et Carl Schmitt font de deux œuvres littéraires de Herman Melville, ce qui nous permettra d’éclairer la fonction représentative et démonstrative de l’exemple fictionnel.